A cualquier persona se le puede juzgar siempre de muchas maneras. Si nos fijamos en lo que la gente, en general, piensa de Bill Gates, co-fundador de Microsoft, su valoración es bastante pobre. Por una parte de la sociedad es visto como el Lucifer de los negocios y por otra como el Satán de la informática. Es indiscutible que este hombre es responsable de la revolución informática que ha puesto, no ya sólo un PC en cada casa, sino varios. Hace apenas 20 años pronosticaba en una entrevista que en cada casa habría uno o más PCs… y le tomaron por loco!
En cualquier caso, hay otra cara de esta persona; una cara que marea por sus cifras, y no estoy hablando de su fortuna personal, que también marea, sino de la Fundación Bill & Melinda Gates. La fundación fue creada en 1994 con una aportación inicial de Bill Gates de 94 millones de dólares. A día de hoy, es la institución benéfica cuyas cuentas son públicas y transparentes, más grande del mundo. A 31 de Diciembre de 2009, llevaba recaudados 33.500 (treinta y tres mil quinientos!) millones de dólares incluyendo los cuatro primeros pagos anuales de la donación global de Warren Buffet, consistente en 10 millones de acciones de su sociedad Berkshire Hathaway, Inc., valoradas en 31.000 millones de dólares.
Pasaré de puntillas sobre las acciones que lleva a cabo la fundación dado que esta información está disponible en bastantes idiomas en su web, enlazada arriba, pero si diré que hasta hoy la fundación ha gastado unos 14.000 millones de dólares en donaciones destinadas a mejorar la salud mundial de los más desfavorecidos y unos 3.000 millones de dólares invertidos en el desarrollo global (de un total de unos 29.000 millones comprometidos y/o gastados). Como anécdota, diré que hace unos años, la fundación investigó el gasto global mundial en avances contra la Malaria y, una vez averiguada la cifra, decidió invertir una cantidad de dinero que doblaba a toda la inversión mundial conjunta, pública y privada.
La fundación cuenta con unos 875 trabajadores, que a su vez han donado unos 18 millones de dólares (salen a unos 21.000€ por cabeza, lo que no está nada mal). Los donantes principales, igualan cada año en una donación extraordinaria, todo lo que donen los propios empleados. Los proyectos de la fundación alcanzan 100 países y 50 estados en Estados Unidos.
Para mi, el papel importante de la fundación no es únicamente las aportaciones económicas particulares de Bill Gates, sino como su papel en la fundación está siendo convencer a los millonarios más ricos del mundo de que deben, en sus propias palabras, «devolver de una forma racional lo que la sociedad le ha dado a ellos». De este modo, personas como Warren Buffet están realizando aportaciones mil-millonarias que van íntegramente destinadas a los más necesitados. Y, si bien es cierto que una parte de este dinero va directamente para socorrer personas en extrema necesidad, una gran parte del capital se destina al desarrollo de vacunas y otros métodos de protección médica para las sociedades que no tienen recursos propios para acceder a soluciones médicas, entre otras cosas, porque sus problemas de salud ya no son importantes en el primer mundo.
En pocas palabras, un servicio a la sociedad mundial difícilmente recompensable y, desgraciadamente, poco reconocido en su caso.