En estos dos últimos años he vivido de cerca la producción de la película Rey Gitano desde sus orígenes y he podido comprobar como funciona la industria cinematográfica en nuestro país. He hablado con productores, productores ejecutivos, guionistas, directores e incluso algunos actores, y he conocido de primera mano lo que se cuece en este mundo. Hace unos años estuve trabajando con dos productoras norteamericanas, Spirit Studios (Nueva York) y Warp Media (Los Angeles). La segunda, capitaneada por Lucas Foster, con más de 50 producciones a sus espaldas entre las que se cuentan Marea Roja, La Máscara del Zorro, Sr. y Sra. Smith o Enemigo Público, ha recaudado más de tres mil millones de dólares. Cuando visité a Lucas en Los Angeles me quedé absolutamente deslumbrado con el trabajo de su empresa y con su forma de entender los negocios. La productora estaba situada en una gigantesca nave diáfana, en la cual se habían instalado todo tipo de tiendas de campaña militares y attrezzo bélico, y todo tenía el aspecto de un gigantesco campamento militar en medio de una guerra.
Recuerdo que me senté a hablar con Lucas Foster en unas cajas de madera como las que se usan para transportar armas que había cerca de unos sacos de arena y unas balas de paja, como si se tratase de una trinchera. Aquello me pareció increíblemente excitante, aunque debo decir que nunca me he sentido tan estúpido vistiendo de traje y corbata. Allí había tiendas de campaña militares, hospitales militares, comedores, cocinas e incluso una capilla militar portátil, y los despachos y salas se encontraban repartidos en todas estas estancias independientes de tela ancladas al suelo, siendo las zonas comunes del campamento donde se desarrollaban las reuniones de todo tipo. Algunos de los empleados iban incluso con pantalones y camisetas de camuflaje. Había algunos viejos Jeeps militares e incluso cañones repartidos aquí y allá que le daban más realismo al escenario. Salvo que aquello no era un escenario…
No estaban rodando una película allí dentro ni mucho menos; simplemente estaban trabajando en el desarrollo de una película del género bélico y querían a toda la empresa -decenas o incluso cientos de personas- metidas en el ambiente bélico para estar sumergidas de lleno en la producción. Me pareció un mundo apasionante y una forma de trabajar increíble y guardo un gran recuerdo de aquel trabajo y de aquella primera visita.
Cuando me hablaron de la película Rey Gitano hace unos años, y de que se trataba de un proyecto absolutamente independiente, enseguida me hizo recordar mis colaboraciones con Warp Media y por ello entré a colaborar en el proyecto casi sin pestañear. Había visto personalmente el poder del cine independiente en la meca del cine, en Los Angeles, y había visto lo que un grupo de personas podían hacer financiándose ellos mismos, sin necesidad de que el estado de California, el gobierno Federal de Estados Unidos o las televisiones nacionales le subvencionasen ni un sólo céntimo de sus aventuras. Había comprobado el potencial que tiene una empresa que invierte su propio dinero y sólo depende de si misma y de sus trabajadores para generar dinero en el mundo del cine. Pensé que Rey Gitano podía ser fácilmente un proyecto similar a los vistos en Warp Media, a otro nivel lógicamente y guardando las distancias, pero con un potencial enorme en nuestro mercado.
Lo que no sabía cuando me involucré en este proyecto es que en España, como ocurre con muchos otros sectores, el mundo del cine está putrefacto. Por medio de una ley vergonzosa, las televisiones españolas tienen la obligación de dedicar un porcentaje de sus ingresos a financiar cine Español. Lógicamente, como ellos financian las películas, imponen sus condiciones, a sus «estrellas» o sus «temas de actualidad». Las televisiones dependen de sus anunciantes para generar ingresos y de los partidos políticos para vivir en relativa paz fiscal. ¿Qué ocurre cuando llega un proyecto cuya película no quiere someterse al yugo de las televisiones, de los anunciantes o de los políticos? Pues básicamente que tiene todas las papeletas para fracasar. Los medios de comunicación financian películas y por tanto tratan de que la recaudación en taquilla de sus películas sea lo más alta posible. Para ello hacen campañas masivas de comunicación de sus productos y, por contra, cuando llega una película independiente, le dedican terribles críticas y absolutamente ninguna cobertura mediática. Esto es sin duda lo que está ocurriendo con la película Rey Gitano.
Juanma Bajo Ulloa, guionista y director de Rey Gitano, propone una comedia gamberra, independiente, en la que denuncia el estado actual de nuestra sociedad: políticos corruptos, organismos internacionales que conspiran para manejar países a su antojo, banqueros y empresarios que mueven hilos en la sombra, una monarquía en horas bajas, y en general una ciudadanía de clase media/baja que vive absolutamente indiferente a la realidad mientras que la clase alta aburguesada vive una realidad paralela a la del resto de ciudadanos. Todo ello lo baña en la realidad social de nuestro país, que es que llevamos décadas divididos en dos bandos para casi todo: los nacionalistas separatistas y los unionistas, los de la república y los del frente nacional, los del Madrid y los del Barça, y así hasta la saciedad… En España somos expertos en el bipartidismo en todos los sentidos.
Rey Gitano es una producción absolutamente independiente en la que el director ha podido rodar y editar como ha querido, y lógicamente esto se ha traducido en una comedia irreverente de proporciones épicas, en las que se ataca por igual a políticos, banqueros, empresarios, monarquía y en general a la sociedad que vive adormecida. Pero lo que los productores no han podido evitar ha sido la envidia que suscita ser independiente, ser libre para hacer y decir lo que se quiera y sobre todo ser creativo.
Obviamente respeto que haya personas a las que les guste esta película y personas a las que no les guste. Hace años que aprendí en marketing que ningún producto es universal ni le gusta a todo el mundo, ni siquiera el agua. Ahora bien, una cosa es que a alguien no le guste una película y otra muy distinta es escribir las cosas que he leído: críticas feroces que ni siquiera están de acuerdo entre ellas. Gran parte de la crítica parece coincidir en que la película es un bodrio de enorme calado, pero no parece que se pongan de acuerdo en los motivos, lo que me lleva a concluir necesariamente que lo importante era desprestigiar la película y ha dado igual escoger un motivo u otro. Unos dicen que del reparto sólo se salva María Leon. Otros dicen que su actuación es lamentable. Unos dicen que la banda sonora es lo mejor de la película y otros dicen que es infumable. Unos dicen que sólo Karra y Manquiña se salvan en el reparto y otros dicen que su interpretación es pésima y sus papeles poco creíbles. ¿Cómo es posible que todos parezcan coincidir en el mensaje pero ninguno lo haga en el motivo? Parece claro: se trata de un ataque directo a Juanma Bajo Ulloa, por criticar la industria del cine Español; un ataque a las productoras RH Cinema y Frágil, por intentar hacer cine realmente independiente, y a los actores de la cinta por trabajar en un proyecto que está fuera del circuito ayudas-dádivas-subvenciones-favores-chanchullos.
No hablamos precisamente de un reparto cutre: Karra Elejalde, Manel Manquiña, Rosa María Sardá, Charo López, Arturo Valls, María León y Albert Plá, con las colaboraciones especiales de Pilar Barden, Santiago Segura y alguno más que seguro me dejo en el tintero. En mi humilde opinión, Manuel Manquiña destaca sobre el resto, y aún así he leído a quién le acusa de ser el mismo personaje que en Airbag o en los videos de El Jueves. Debo suponer que no se han molestado en ver la película si es que llegan a esa conclusión. Del mismo modo que los que critican su banda sonora no han debido escucharla, porque dudo que haya una película Española que tenga una banda sonora de este calado. Incluso he llegado a leer que la misma canción se repite durante toda la cinta y aburre, algo que roza lo absurdo porque si de calidad y variedad se tata, la cinta está bien servida. Si no me crees, la puedes escuchar en Spotify haciendo click aquí. Si no vives en otro planeta como algunos pseudocríticos que escriben idioteces te sonarán los Pekenikes, ELO, The the, Peter Frampton o Prefab Sprout entre otros. Falta una canción, escrita originalmente para la película en el mismo tono gamberro por Tony Lomba y Elio Dos Santos, que aún no está disponible en Spotify: España, España, Bandera, Bandera, que puedes escuchar aquí si prometes no tomártela en serio como he leído a alguno también.
Rey Gitano nació para triunfar, para revitalizar la esencia del negocio del cine, para demostrar que no es necesario que todo esté subvencionado a todos los niveles para poder hacer cine de calidad con muy buenos repartos. La cinta tiene mucha calidad, si bien respeto también aquellos a los que no les gusta el montaje o el color, pero son parte de la esencia de este género cruzado entre Road Movie y Comedia Gamberra que el propio Bajo Ulloa vino a inventar hace quince años.
Ahora, lamentablemente, el mal ya está hecho y lo escrito queda aunque sea mentira, pero hemos dejado ir una gran oportunidad de quitar parte del apestante tufo putrefacto que desprende la producción del cine español en la que los españoles financian las películas con sus impuestos y después pagan otra vez por ir a ver cintas sometidas al criterio de las televisiones privadas y del propio gobierno de turno, de un lado y del otro.
La película es muy buena para los que sabemos de que va la cosa.